Cualquier rama de la enfermería requiere de un elevado grado de cualificación y especialización del profesional, aunque en el caso de la enfermería pediátrica entrarán en juego otros factores humanos como la sensibilidad y la empatía con el paciente. Y es que una de las peculiaridades de trabajar en el ámbito pediátrico será tener en cuenta a la familia y cuidadores del menor.
La enfermería infantil pediátrica se encarga del cuidado de la salud de nuestros hijos desde que nacen hasta la adolescencia (sobre los 16 años). El tratamiento que se ofrece a los pequeños, ya sea un bebé recién nacido o un niño de mayor edad, será muy diferente al que se da a los adultos.
En esta rama de la enfermería, el niño siempre debe ser tratado de manera holística, junto a las personas que lo tienen a su cargo, por lo que quienes se decidan a estudiar un Curso de Cuidados Enfermeros en Pediatría recibirán un claro enfoque biológico, psicológico y social.
Los antecedentes históricos de la enfermería pediátrica son muy antiguos. Es cierto que eran las madres y las comadronas las encargadas de responsabilizarse de la salud de los niños, aunque no sería hasta el siglo XV cuando encontraríamos los orígenes de la enfermería como una especialidad. Alemania y Francia fueron pioneros en desarrollar estos servicios. Ya en la segunda mitad del siglo XIX se comenzaron a crear los primeros hospitales infantiles, siendo en 1895 cuando surgirían las primeras escuelas de enfermería especializadas en niños en EEUU.
Funciones de la enfermería pediátrica
El profesional de la enfermería infantil pediátrica tiene que ofrecer los cuidados necesarios e integrales a niños de entre 0 y 15 años, auxiliando en todo momento el médico pediatra. Se encargará de realizar exámenes físicos y de solicitar análisis de diagnóstico sobre posibles enfermedades que los más pequeños no son capaces de verbalizar.
Entre sus tareas cotidianas destacan la toma de temperatura y pulso de los pacientes, la administración de la medicación, reducir su ansiedad y confusión y realizar curas de heridas y cambios de vendajes. En el caso de los bebés recién nacidos, aplicarán un importante cuidado intensivo.
El enfermero pediátrico también posee funciones preventivas, por lo que tendrá que informar de manera actualizada y científica a los padres y madres. De este modo, deberá recomendar hábitos de higiene, alimentación y deporte.
Tampoco hay que olvidar sus visitas periódicas a centros de salud y a domicilios de los más pequeños, así como su trabajo en colaboración con equipos sanitarios multidisciplinares y con trabajadores sociales y psicólogos educativos.
¿Qué requisitos se exigen al profesional?
En la enfermería pediátrica será muy importante conocer de cerca el tipo de paciente que se trata a diario. Por todo ello, al margen de poseer el título de Enfermería y la especialización en Pediatría, habrá que contar con capacidad para trabajar en equipo (en contacto con otros grupos multidisciplinares), siendo una persona muy observadora y con la habilidad de anticiparse a las necesidades de los niños.
El profesional de enfermería pediátrica debe contar con buenas dotes de comunicación y habilidades sociales para transmitir información clara a los niños y a sus padres, animarlos y tranquilizarlos cuando fuese necesario. Por lo que se le exigirá una gran sensibilidad, amabilidad y cariño por los más pequeños.
Para convertirse en especialista en enfermería pediátrica se podrá realizar un postgrado de uno o dos años. Otra alternativa que existe, si tenemos muy claro que exclusivamente queremos trabajar con niños, será iniciar una licenciatura en enfermería pediátrica que se extendería durante unos cuatro años. Después se podrán realizar cursos especializados para enriquecer conocimientos y formarse en aspectos específicos de esta disciplina médica.
¿Por qué estudiar enfermería infantil pediátrica?
Se recomienda a aquellas personas que sienten pasión por los bebés y niños y niñas pequeñas que se sumerjan a estudiar esta rama de la enfermería en la que la medicina, la empatía y la pasión se darán la mano.
Antes de decirse por estudiar enfermería, y en concreto pediátrica, se exigirá al futuro especialista que tenga unos conocimientos básicos de ciencias como física, química, anatomía y estadística, entre otras disciplinas. No obstante, pese a acabar sus estudios universitarios y posteriores, el profesional de enfermería pediátrica deberá mantenerse en formación constante.
Estudiar enfermería infantil pediátrica supone sumergirse en una formación específica que actúa como servicio a muchos padres y madres en situaciones de estrés cuando sus hijos padecen una enfermedad o un imprevisto. Es muy importante tener una mentalidad analítica, sociable, abierta y empática, ya que los padres siempre quieren que sus hijos se encuentren en las mejores manos.
Formar a enfermeros y enfermeras en pediatría permitirá ofrecer los cuidados propios en una etapa vital del ser humano; la infancia y la posterior adolescencia. Una profesión para la que se requiere mucho compromiso, pasión y entrega.