Resumen
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Sin ninguna pretensión literaria, con el único ánimo de dar rienda suelta a muchos de esos pensamientos que este largo tiempo ha congelado y hechizado, hurtado y mancillado, aterrado y desconsolado, un tiempo de pérdidas y alguna ganancia como personas y profesionales de la salud, con su permiso y en honor a esos meses, quisiera en este número especial, compartir unas líneas seguro sensibles, dictadas por esa vivencia compartida y enmarcarla en nuestra Piel, la que nos protege y nos relaciona, la que nos identifica y se rompe, la que se enaltece o se relaja, la que nos pide opinión y une en el interés de su conservación y su reparación: una piel en pandemia, una piel de pandemia. Un retrato personal, una exaltación de las mil caras de esa piel que nos une.
Es un canto actual en estas páginas de Ciencia a:
- La piel que recubre el alma hecha jirones por esta era de pena, de dolor, de duelo.
- La piel desconsolada de una advocación truncada a la Enfermería en un mítico 2020 bajo el lema Nursing now. Quién iba a pensar en los tintes de estas exaltaciones.
- La piel erizada por una ola desconocida que atentaba contra el creído poder y orgullo inviolable de los Estados, y por ende, de la arrogancia de alguna parte de los científicos.
- La piel tallada por el conocimiento y sobremanera por la vocación de los profesionales de la salud que se han dejado la misma en esta larga guerra.
- La piel ruborizada por las muestras de reconocimiento recibidos de la ciudadanía.
- La piel de toro desgastada, hastiada por las necesarias medidas adoptadas, bloqueada por los contagios y las muertes, rebelada insensatamente por su larga duración, colapsada aún por la incertidumbre.
- La piel herida por el advenimiento del uso de EPIs en nuestro desempeño diario, batallando entre la presión, la humedad y el roce.
- La piel de los heridos, las heridas complejas de aquellos ciudadanos que vieron en muchos casos limitada la asistencia profesional por desconcierto, por falta de manos, por miedo. La piel de los que no abandonaron a sus heridos, nadando contracorriente en una era capitaneada casi con exclusividad por el covid.
- La piel superficial de una línea telefónica que se convirtió en cordón umbilical entre pacientes heridos y los profesionales, y que se resiste a ser la protagonista.
- Las heridas en la piel, lesiones por presión, que han visto un resurgir insospechado en áreas de máxima atención, pero con ojos estrábicos sobre este débil órgano. No se han podido apenas recabar datos epidemiológicos de este episodio de elevado crecimiento numérico, que el dictado clínico ha puesto de relieve, lesiones de gran severidad, de localizaciones preclaras sometidas a presión o combinadas, que hace tiempo no veíamos.
- Lesiones por presión y cizalla con marchamo de instituciones, residencias y domicilios, que han pugnado por su omnipresencia con la máxima de su prevenibilidad. ¿Dónde ha radicado el error, el fallo?: ¿en jerarquías de procesos letales y mortíferas menos conocidas por plazos diferentes? ¿Quizá en la densidad del cuidado que los más afectos por el coronavirus requerían a nivel ventilatorio, metabólico…,postergando los tradicionalmente dirigidos a ese cuidado de la piel? ¿Quizá por el miedo que el contacto necesario para proporcionar cuidados preventivos de calidad requiere?
- La piel, que otrora tapizaba los libros de Ciencia, no se ha desgastado en este tiempo en compilar lo escrito sobre heridas complejas. La producción científica focalizada en otras parcelas de la salud, siempre más significadas. La inmediatez de salvar una vida, aunque sea sacrificando sufrimiento o una muerte dilatada como la que acompañan tan a menudo a estas lesiones, ha salido victoriosa. El desconocimiento de un enemigo voraz ha catapultado todo.
- La piel resistente de los que, con aplazamientos, con temores, con riesgo, hemos querido afrontar con valentía un necesario reencuentro en persona de esta comunidad científica. Toledo. Nuestro resistente XIII Simposio en formato presencial es la expresión de ese deseo que resta consumar. Volveremos a revisar la piel, el asiento de nuestras heridas que el conocimiento, la madurez en el terreno, en los conceptos, ha engrandecido, acogiendo a centenares de trabajos de grupos de profesionales y un atractivo programa científico por compartir.