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Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas. Esta frase de Aristóteles debe tomarse como algo positivo desde el punto de vista de que el conocimiento asegura el desarrollo. Ya que, compartir el conocimiento nos va a permitir: aprender cosas nuevas, conocer a personas, darnos cuenta de cosas que no sabíamos y estimular la creatividad.
El transcurso de la historia ha hecho que el conocimiento se reconozca como algo valioso. De hecho, en la actualidad se está invirtiendo en su gestión, de ahí que cada vez existan más planes estratégicos empresariales y gubernamentales sobre la formación. A pesar de ello, también ha dado lugar a que existan distintas barreras para no querer compartirlo, como es el temor a que se pierda el control sobre la ubicación, distribución o utilización del conocimiento explícito. Sin embargo, hay que desterrar ese pensamiento hermenéutico de que otros puedan usarlo para su propio beneficio sin ofrecer nada a cambio. Aunque otras veces son los rápidos avances o cambios los que hacen que el conocimiento tácito sea difícil de transferir.
Compartir el conocimiento afecta positivamente al desempeño. En el ámbito sanitario compartir el conocimiento se puede considerar una intervención proactiva. Siempre que sea contenido de valor. Hoy en día compartir es sencillo, fácil y accesible, lo que hace que se publique mucho contenido sin valor. Esto supone una retroalimentación negativa no solo para el que quiere aprovechar ese conocimiento sino, en ocasiones, también para su autor. Esto ha podido deberse en parte a uno de los principales facilitadores de este proceso de compartir: los factores motivacionales. Que el número de publicaciones sea un mérito, puede haber dado lugar a que exista más cantidad que calidad en la información compartida. Además, la facilidad de publicar en la red ha dado lugar a que cualquiera pueda divulgar información sin que haya sido contrastada. Por otra parte, se encuentra el factor de oportunidad. Actualmente las redes sociales han movido bastante este factor, aunque solo ha sido demostrado cuando se requiere interacción cara a cara.
En esta era de transformación se aprecia un flujo de conocimiento abundante en la red y, cada vez menor en espacios con delimitaciones físicas; cuando lo ideal sería apostar por ambas. Por tanto, se insta a que se comparta en redes sociales, se publique y se asista a eventos científicos, ya que muchos aspectos son posibles si se hacen presencialmente. No solo necesitamos aprender conocimientos sino también habilidades y actitudes. Así difícilmente un profesional de ciencias de la salud aprenderá su labor sólo leyendo. Porque hay compañeros y compañeras que saben menos de investigación, pero nos pueden enseñar muchísimo sobre valores y, por tanto, esta información también debería de ser compartida.
En el mundo de las heridas, se ha demostrado que el nivel de conocimiento en materia de personas con lesiones y heridas en alumnos universitarios es deficiente. En cuanto a enfermeras activas laboralmente, se ha encontrado que conocen mejor la prevención de lesiones por presión que su tratamiento, sin embargo, el conocimiento general dista de ser el ideal y la praxis diaria no llega a considerarse aceptable. A lo que se añade una disminución del grado de conocimiento de las recomendaciones con los años de profesión. Por lo tanto, tenemos estudiantes que salen con un nivel deficiente y que con los años irá disminuyendo, o más bien estará desfasado. Aspecto que puede estar influyendo en el hecho de que la prevalencia de estas lesiones se mantenga durante años a pesar de poder prevenirse en más del 95% de los casos. Por otra parte, el abordaje de lesiones de difícil cicatrización debería ser multidisciplinar y, sin embargo, la formación solo ha ido en aumento en la formación de enfermeras y muy poca en especialidades médicas; encontrando que en las universidades en la que se realizan, se trata de un seminario o algún taller. Por consiguiente, tenemos enfermeras con poca formación y otras profesiones con ninguna, hecho que hace que no sientan que forma parte de su labor. Además, hay que considerar que no solo es necesario que sea multidisciplinar; involucrando el conocimiento de varias disciplinas, sino que debería ser transdisciplinario, ya que el ámbito de acción va a ser superior al de cada una de las disciplinas.
En este sentido, es fundamental compartir el conocimiento para despertar inquietudes; ya sea mediante la docencia de alumnos, la formación de profesionales, la difusión en redes sociales o las publicaciones en revistas y eventos. Y mejor aún, compartir sabiduría, es decir, conocimientos impregnados de ética, experiencia, etc. En definitiva, apostamos por una red de intercambio para seguir aprendiendo y avanzando entre todos, sin olvidar que el centro es la persona y esa persona alguna vez seremos nosotros.
Es por ello que, desde la Sociedad Española de Heridas (SEHER) entendemos la importancia de seguir al día para una atención de calidad, y en este X Congreso Nacional de la Sociedad Española de Heridas serán todos bienvenidos para compartir experiencias y las últimas actualizaciones en relación a las personas con diferentes lesiones y heridas.
Dra. María Jesús Samaniego Ruiz. Enfermera Área Gestión Sanitaria Nordeste de Granada y vocal de la Sociedad Española de Heridas.
Ronda Universitat, 33, entresuelo 1º A, 08007 Barcelona.
Tel: (+34) 93 200 80 33
Email: rol@e-rol.es
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