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David Pérez Barrero
EPA de Heridas Crónicas Complejas de Distrito Sanitario Málaga-Valle del Guadalhorce
Presidente de AEEVH
Vocal de SEHER
El origen de la Enfermería de Práctica Avanzada se remonta a la década de 1960, cuando Estados Unidos sufrió un gran déficit de médicos que atendiesen a la población, sobre todo a la rural, cosa que hizo evidente la necesidad de un nivel superior de enfermería que atendiese las necesidades cada vez más complejas de los pacientes. Fue en este año cuando se crea la figura de las Nurse Practitioners (NP), unas enfermeras que recibían una formación reglada que incluía un grado de Master impartido por la Universidad de Colorado. En los años siguientes se dio un gran impulso a la educación y a la formación de las enfermeras, añadiendo habilidades y conocimientos especializados con el objetivo de mejorar la calidad de la atención a la salud y el bienestar de los pacientes; y esto llevaría a que, llegado el año 2000, aun con la presencia de múltiples detractores dentro de la misma profesión, se llegasen a contabilizar más de 100.000 Nurse Practitioners.
La atención de los pacientes crónicos y la atención a pacientes con enfermedades graves, junto con la prevención primaria de salud, fueron los primeros objetivos de las Nurse Practitioners. Esta figura propició la creación posterior de títulos de Enfermería de Práctica Avanzada (APRN – Advanced Practice Registered Nurse) como el de Enfermera Practicante Certificada (Certified Nurse Practitioner) y el de Enfermera Clínica Especialista (Clinical Nurse Specialist), entre otros. Aunque fue en el hospital de Ottawa, en Canadá, cuando en el año 1999 se constituyó el primer grupo de trabajo con la intención de establecer el rol y diseñar un plan para la creación de la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada (EPA), la cual basaría su actividad en funciones como la consulta, la práctica clínica, la investigación, la formación y el liderazgo. A raíz de esto, llegado el año 2004, aparecerían en Canadá las primeras EPA, adoptando nuevos roles como el de la EPA en Anestesia.
La Enfermera de Práctica Avanzada es una figura que conforma un nivel superior de enfermería en el cual las enfermeras han adquirido habilidades, competencias y conocimientos especializados a través de una educación y capacitación adicional. Estas enfermeras son capaces de realizar una variedad de tareas que van más allá de las habilidades tradicionales de la enfermera, como la realización de exámenes físicos, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades, y la prescripción de medicamentos. Estas enfermeras también están preparadas para asumir roles de liderazgo y supervisión en el cuidado de pacientes, y pueden ser claves en áreas como la enfermería pediátrica, la enfermería geriátrica, la oncológica o la enfermería en diabetes. La Enfermería de Práctica Avanzada, al fin y al cabo, establece una oportunidad para que las enfermeras puedan desarrollar habilidades y conocimientos especializados, así como para mejorar su capacidad para ayudar a los pacientes con necesidades cada vez más complejas.
La creación de la figura de Enfermera de Práctica Avanzada en los diferentes países se ha llevado a cabo de diferentes formas y a velocidades distintas. Algunos países han dado pasos preliminares para discutir conjuntamente diferentes elementos de los roles de la Enfermera de Práctica Avanzada, sus competencias, sus campos de actuación, así como los requisitos formativos1. A partir de inicios del siglo XXI esta corriente es adoptada en los diferentes continentes: mientras en Asia y África adoptan el modelo norteamericano, América, Europa y Oceanía (Australia) comienzan a conformar modelos muy parecidos, pero con algunos matices propios.
El caso especial de las heridas crónicas ha sido abordado de forma heterogénea en los diferentes países; mientras en EEUU han sido las NP las que, tras una formación específica en manejo de heridas, ostomías e incontinencia, se han hecho cargo de su atención, (las llamadas Wound Ostomy Continence (WOC), una figura reconocida además en países como China, Canadá, Colombia, Suecia, Turquía y Australia), países como Reino Unido han dado luz a profesionales especialistas, las Tissue Viability Nurses (TVN), que desde 1980 llevan abordando el apasionante mundo de las heridas desde un punto de vista enfermero2. En España, la Enfermería de Práctica Avanzada comenzó a desarrollarse en la década de 1990. Aunque algunas enfermeras habían adquirido habilidades y conocimientos especializados a través de la experiencia laboral, no había un sistema formal para la educación y capacitación en enfermería de práctica avanzada.
“Una enfermera practicante/enfermera de práctica avanzada es una enfermera registrada que ha adquirido la base de conocimientos de expertos, las complejas habilidades de toma de decisiones y las competencias clínicas para una práctica ampliada, cuyas características están moldeadas por el contexto o el país en el que está acreditada para ejercer. Se recomienda una maestría para el nivel de entrada” (CIE, 2008)3.
Bajo esta definición, en España, la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada en Cuidado de Personas con Heridas Crónicas Complejas comienza su andadura en el año 2015 en Andalucía4 al amparo de un documento marco sobre el desarrollo competencial de las enfermeras y en el seno del Sistema Sanitario Público de Andalucía.
Esta figura nace con el objeto de:
Para ello la EPA de Heridas Crónicas Complejas (EPA-HCC) deberá cumplir unos criterios que pasan por poseer conocimiento experto en el área de cuidados específicos, formación determinada y acreditada y experiencia clínica, de tal forma que puedan asegurarse las competencias mínimas necesarias para ejercer las funciones de una EPA-HCC. Además, el ejercicio profesional de las EPA-HCC debe estar y está sujeto a un proceso de acreditación continua, basado en un mapa de competencias establecido por la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía5.
Los resultados clínicos conseguidos en los primeros años de funcionamiento de la figura de la EPA-HCC en Andalucía6 han sido claves para demostrar que son más eficientes cuando centran su intervención en el entorno comunitario y dirigen sus intervenciones a profesionales de Atención Primaria, de residencias y a las personas en el entorno donde residen, y que gracias a su actuación mejoran los resultados de salud de la población con heridas contribuyendo además a la sostenibilidad del sistema y a la calidad de la atención sanitaria. Es por ello que, actualmente, el Sistema Sanitario Público de Andalucía, bajo la coordinación de la Estrategia de Cuidados de Andalucía, está apostando fuertemente para que la figura de la EPA-HCC pueda seguir trabajando en pro de los pacientes con heridas, contando actualmente con 36 EPA-HCC en todo su territorio.
Aunque a día de hoy podemos seguir encontrando barreras para el desarrollo de la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada en España como la falta de regulación que defina su perfil, la falta de apoyo presupuestario, la falta de valoración y reconocimiento y el desconocimiento de la figura en sí por parte de los diferentes profesionales de la salud, los resultados que demuestran día tras día con su quehacer diario avalan la importancia de este nuevo perfil enfermero, de su perfil investigador, de su perfil docente y de su liderazgo. Sin duda, el futuro de la Enfermería de Práctica Avanzada supone una verdadera revolución para los cuidados.
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