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La paciente, mujer de 80 años que ingresó después de una caída.
Tras pasar treinta horas en el suelo, desarrolló una gran úlcera profunda por presión en la cadera izquierda y se deshidrató y confundió.
Al ingreso en el centro sanitario, se hizo una derivación a la enfermera de viabi- lidad tisular (TVN) y la lesión por presión se consideró no estadiable, con un cien por cien de necrosis.
Su historial médico incluía: diabetes tipo II; embolismos pulmonares previos, por los cuales está warfarinizada; polimialgia y una historia reciente de caídas. El paciente también era un testigo de Jehová practicante, lo que significa que no se aceptarían transfusiones de sangre. Esto, junto con su edad, la convirtió en un riesgo anestésico y quirúrgico.
En consecuencia, la terapia de desbridamiento larval (TDL) (fig. 1) se discutió con el paciente como una alternativa al desbridamiento quirúrgico.
CHRISTINA HARRIS: University Hospital of Wales, Cardiff and Vale Acute
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