La resiliencia es la capacidad de adaptarse positivamente y de salir incluso fortalecido de la adversidad al enfrentarse al estrés o a sucesos traumáticos. Es tan importante para el cumplimiento del rol del profesional de enfermería que en la taxonomía NANDA se incluyen tres diagnósticos enfermeros directamente relacionados con ella como son el deterioro de la resiliencia personal (00210), disposición para mejorar la resiliencia (00212) y riesgo de compromiso de la resiliencia (00211)1. Pero para el cumplimiento de un trabajo tan estresante como es el sanitario los profesionales deben desarrollar herramientas para potenciar esta capacidad. Existen investigaciones sobre resultados positivos de programas de resiliencia aplicado a los profesionales de enfermería  La presente propuesta del desarrollo de la resiliencia se inspira en dichas investigaciones incidiendo en estrategias basadas en mejorar la comunicación, el trabajo en equipo y el autocontrol emocional.

La comunicación es un proceso fundamental en toda relación social, es el mecanismo que regula y hace posible la interacción entre el equipo de trabajo para hacerlo más eficiente y la atención al paciente. En este sentido la Organización Mundial de la Salud desde el año 2004 identificó la comunicación como un área de riesgo dentro del hospital, fijándose como meta el mejorar la comunicación efectiva involucrándose más en todo el proceso de hospitalización y promoviendo mejoras específicas en cuanto a la seguridad del paciente. Desarrollar una adecuada relación enfermera-paciente, desde que ingresa al hospital, nos permite elaborar una valoración más exhaustiva del estado de salud del paciente, identificando a primera vista las necesidades que se encuentran alteradas en ese momento, por lo que el proceso de comunicar es la base y eje de los cuidados de enfermería.

Sin este proceso no se podrían planificar los cuidados. En este sentido cobra más relevancia el personal de enfermería el receptor de la confianza, dudas y preguntas sobre la información que el paciente recibe sobre su proceso, sobre todo en situaciones difíciles como en la caso de pacientes oncológicos que pueden ocasionar síndrome de burnout.

Por otra parte, el trabajar en equipo demuestra tener una repercusión directa en la calidad y en la eficacia del cuidado proporcionado al paciente, así como en su seguridad e incluso en los costes de urgencias, al disminuir la estancia hospitalaria y mejorar los resultados del paciente.

El trabajo en equipo y la comunicación eficaz tienen otros beneficios que repercuten, por un lado, en los profesionales como son: la disminución del estrés, el aumento de su satisfacción y el incremento de su desarrollo, y por otro lado, en la organización con la optimización de los recursos, una mejor planificación del futuro con soluciones creativas en la resolución de los problemas, la disminución de los costes y en definitiva, llevar a cabo un trabajo de mejor calidad aumentando el orgullo y satisfacción personal.

Por último, los profesionales de enfermería están expuestos a un nivel alto de estrés por lo que adquirir  estrategias de afrontamiento pueden ayudarles a adquirir a disminuir  sus consecuencias negativas, como el síndrome de burnout y también puede contribuir a mejorar su práctica clínica habitual.